martes, 9 de octubre de 2012

CONTRA EL ESTORNUDO, TOLERANCIA CERO



Llegan estaciones frías a nuestras tierras, nuestro globo se ha colocado de tal forma que permite que el calor del verano se disipe y nos llegue el frío gris del otoño.
Es momento de gripes y costipados, nuestras defensas bajan y dejan las puertas abiertas a miles de virus o bacterias que nos invaden y colonizan.
Es momento de nariz lagrimosa, pañuelos en las manos, tos seca, zumos de naranja, voces congestionadas, calcetines de lana, fiebres leves, guantes de colores y como no, el personaje más fiel de la escena:
 El estornudo.
En milisegundos se activan un gran número de músculos de nuestro cuerpo para reaccionar frente a un acto reflejo en el que intervienen de manera directa los pulmones.
Los músculos abdominales hacen subir al diafragma que se encarga de presionar a los pulmones.
A modo de inyección.
Sientes un cosquilleo que te invade toda la cara, un picor en la nariz,un  suave hormigueo que causa una pequeña sensación de placer.Hasta que te desinflas expulsando un huracán de aire por la boca además de por la nariz, que puede alcanzar una velocidad de hasta 160 km por hora.

Si pudiesemos paralizar este acto mientras ocurre, seguramente querriamos golpear a la siguiente persona que estornudase cerca de nosotros.
No solo puede resultar asqueroso, sino además infeccioso.
Tras el estornudo emitimos una gran cantidad de gotitas mucosas donde residen bacterias y virus dispuestas a encontrar un nuevo huesped donde instalarse.

Estos microseres pueden recorrer distancias de incluso kilómetros, así pues, alejarte del enfermo no te salvará. Lo siento.





Infecciones: Anatomia de un estornudo


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